El llamado a la Vida Religiosa está marcado por un deseo de servir a Dios y al Pueblo de Dios pero, si bien la misión es parte de la vocación religiosa, el apostolado no es lo central del llamado a la vida consagrada como miembro de una comunidad. El carácter único de este llamado es vivir los votos de pobreza, castidad y obediencia en comunidad.

La oración personal y comunitaria es un elemento central en la vida de cada Hermana. La vida comunitaria es uno de los testimonios que la Vida Religiosa puede ofrecer a nuestra cultura  donde a menudo se valora sólo el interés personal y el individualismo. Vivir en comunidad exige tolerancia, sacrificio personal y respeto a todos los demás.

Para acoger el llamado de las Hermanas de la Santa Unión “ a estar en el Corazón del mundo para revelar el amor de Dios”
 

Para responder a un llamado interior a una relación más estrecha con Dios
 

Para compartir con otras/otros  “diversas maneras de rezar, reflexionar sobre las Escrituras y otros temas religiosos”
 

Caminar hacia el futuro junto con las Hermanas de la Santa Unión y otras/otros Asociados y Amigos.

Las/os Asociados y Amigos son mujeres y hombres que se identifican con la Santa Unión/con el Carisma de la Santa Unión “estar en el corazón del mundo para revelar el amor de Dios”. Esto te ofrece la posibilidad de  compartir la oración y la espiritualidad en forma constante con otras mujeres y hombres que desean estar más unidos Dios y al Pueblo de Dios.

“Podemos fácilmente identificarnos con la idea de revelar el amor de Dios invitando a otros a rezar con nosotros, a reflexionar juntos, a gozar de una comida en común, a compartir momentos de gracia y la acción de Dios en nuestras vidas. Desde nuestros comienzos en Douai, una característica de la Santa Unión fue siempre la hospitalidad…” (Grace Donovan SUSC, BRIDGES, April 2004)

La hospitalidad de la Santa Unión sigue viva en todas partes desde sus inicios en 1826. Las/los Asociados en Estados Unidos, las/los Amigos en Inglaterra y la Familia Santa Unión en Argentina se reúnen informal y regularmente con las Hermanas en todos las áreas de misión.

La Hermana Mathida de Camerún escribe: “Como parte de nuestra cultura, la presencia de cualquier persona nos alegra. Abrimos nuestras puertas a todos y especialmente a aquellas y aquellos que quieren conocernos y compartir con nuestra congregación…vivir y trabajar con otros en las distintas misiones. Tratamos de crear espacios y hacer reuniones para compartir con ellos nuestro Carisma a través de las celebraciones de fiestas litúrgicas y otros acontecimientos.”

La Hermana Elizabeth de Haití escribe: “Nuestras puertas, tanto en Port-au-Prince como en St. Michel, permanecen abiertas a todos los que nos visitan” Agrega que hay “mujeres que a menudo llegan a visitarnos y a pedir un consejo”

Las Hermanas Adrianna y Marion Frances de Tanzania escriben: acogemos a muchas personas, especialmente mujeres con problemas que necesitan alguien que las escuche y aconseje. La vida aquí es dura y no hay atención de salud ni seguridad social. En la medida en que podemos ayudamos también con alimentos y con dinero en los casos de emergencia.

Las Hermanas de Camerún tienen también un programa anual en el que las mujeres pueden participar para saber quiénes somos (las Hermanas de la Santa Unión) como congregación y como Religiosas.